El pasado 16 de noviembre se cumplió el primer centenario del nacimiento de este novelista, poeta, y dramaturgo portugués y afincado en España, premio novel de literatura en 1998.
Considerado como un reflexivo creador de parábolas, el premio le fue concedido por volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía y por su crítica visión de la condición humana, la historia y la cultura
Nacido en Azinhaga (Portugal), trabajó hasta edad avanzada en todo tipo de trabajos que no tenían nada que ver con la literatura. Esta experiencia vital le hizo tener unas arraigadas convicciones políticas dirigidas a la defensa del trabajador y de la dignidad humana y abrazar un rotundo ateísmo que subyacen en todas sus obras.
Sus primeras obras literarias pasan inadvertidas en Portugal y no será hasta casi cumplidos los 60 años de edad cuando obtiene sus primeros grandes éxitos (Levantado do chao y Memorial del convento)
Su memorable El evangelio según Jesucristo (1991) causó en su país natal una polémica sin precedentes. El gobierno portugués impidió que se presentara al premio literario europeo alegando que ofendía a los católicos, (siendo Portugal una república laica) y, tras ello, Saramago cambió su residencia a España (a Lanzarote) como acto de protesta.
En Lanzarote publicó sus últimas novelas y de mayor proyección internacional (Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres), le fue concedido el premio Nobel y falleció en 2010 sin haber dejado de escribir ni un solo día.
Su labor por fabricar parábolas para que la sociedad entendiera la necesidad de la lucha por la dignidad de las personas, de los trabajadores y de la lucha contra el yugo de la religión y la delicadeza poética de su narrativa lo hacen merecedor de nuestro recuerdo y de la conmemoración de su centenario.
Lee a Saramago.
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